"La lucha es salud, compañero, y este gobierno nos quiere calladitos, con las defensas bajas, sumisos frente al vaciamiento. Acá estamos para defender la salud del pueblo, que no se vende, se defiende", sentencia Joaquín, trabajador del Hospital Fiorito de Avellaneda, en la vanguardia de la multitud que se amucha sobre Avenida de Mayo, cerca del Parlamento enjaulado y la jauría de mastines de la ministra Bullrich desatados.